¿Cómo gestionar la productividad en un contexto de cambios y desafíos?

Generalmente, la palabra productividad está asociada con el rendimiento de los equipos, la gestión de los líderes y el cumplimiento de las metas u objetivos de las organizaciones. Sin embargo, la definición de este concepto, en un contexto que se mueve a gran velocidad, ha cambiado.  

Para comprender la naturaleza de la productividad es importante ahondar en las definiciones de las palabras eficacia y eficiencia, que aunque parecen ser iguales, difieren bastante. “Una persona eficaz es aquella que se dedica a cumplir sus funciones, sin importar el tiempo que invierta. Por otro lado, alguien eficiente es capaz de usar todas las herramientas necesarias para hacer lo mejor que puede en el menor tiempo. En este sentido, la eficiencia es una forma de medir la productividad”, explica Julio Gallo Alzate, ingeniero Electricista, especialista en Formulación y Evaluación de proyectos y magíster en Física Radiológica.  

Hoy, cuando cerca de 122.000 personas están haciendo teletrabajo en Colombia, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, lo que significa que hay un aumento de los nuevos modelos de trabajo, existe una necesidad de redefinir la forma en que se concibe la productividad. 

De acuerdo con el experto en productividad Julio Gallo, “en la nueva realidad económica y social que estamos viviendo, ya no podemos ser medidos por la cantidad de horas que trabajamos, pues estamos en una economía global, en la que los horarios tienden a desaparecer. Por esto es necesario pensarlo desde los logros, los recursos que se invierten y las ganancias”. 

En este sentido, para gestionar la productividad dentro de las empresas es necesario: 

• Elegir con criterio: en los procesos de selección es necesario definir las competencias y habilidades de los posibles colaboradores, ya que su grado de eficiencia depende de su capacidad para tomar decisiones, trabajar en equipo y optimizar los recursos. 
• Saber delegar responsabilidades: un buen líder no puede ni debe hacerse cargo de todos los procesos. Si es consciente de las capacidades de su equipo, y confía plenamente en él, será capaz de asignar tareas para enfocarse en los temas estratégicos.  
• Confianza en el equipo y comunicación asertiva: visibilizar los impedimentos, tomar decisiones colectivas y conocer a cada integrante del equipo para definir responsabilidades según su experiencia, habilidades y talentos, son aspectos claves para mantener a los colaboradores alineados con los objetivos de la organización. “En un mundo que se mueve por la información, la falta de comunicación es inaceptable. Pero esto no quiere decir que es necesario mantener vigilado al equipo”, afirma Julio Gallo.  
• Aprender a planear: en cualquier proyecto es necesario definir los posibles contratiempos y factores de riesgo que se pueden presentar, con el fin de formular las etapas y las personas que estarán involucradas en cada una de ellas, de acuerdo con su experiencia en ese rol y con su capacidad para enfrentar dichos riesgos. 

Además de estos factores, necesarios para gestionar la productividad, es importante romper con algunos mitos que son perjudiciales para el clima laboral y para la consecución de objetivos. “La productividad no es la microgerencia, entendida como la obsesión por el control del tiempo por parte de los líderes hacia los trabajadores, hay que darles espacio y establecer metas que guíen el proceso”. 

Existen formas de medir la productividad que pueden traer resultados contrarios. Cada empresa puede establecer un camino para conocer las habilidades, talentos y oportunidades de mejora de sus equipos, que debe tener como cimientos la confianza, el liderazgo, la comunicación y el establecimiento de hitos u objetivos.